La leche materna tiene muchas particularidades sorprendentes, quizás la más conocida es que cada madre produce una leche única en su composición, ideal para su bebé.
De esta forma, la leche materna de distintas mujeres puede ser muy diferente entre sí, pero también en una misma mujer la leche va modificándose en volumen y composición, ya sea en una misma toma, según el momento del día, la edad del niño, su estado de salud, etc.
Sin duda tu cuerpo puede hacer maravillas, y es así como, en una misma toma al pecho, la leche del inicio es distinta a la del final. La primera tiene mayor contenido de agua y puede ayudar a calmar la sed ¿has visto cómo tu bebé en los días de calor hace más tomas cortas y frecuentes?. La leche del final de la toma tiene mayor contenido de grasa, necesaria para su crecimiento y desarrollo. Asimismo, la leche de las primeras horas de la mañana no tiene la misma composición que la que tu cuerpo produce cercano a la noche, pues esta tiene además, sustancias que ayudan a inducir el sueño en tu bebé ¿te parece maravilloso?.
Otro aspecto que muestra cómo la leche se adapta constantemente, es que su composición varía de acuerdo a las necesidades nutricionales de tu hijo, pues la cantidad de proteínas, azúcares, grasas y calorías que contiene no es la misma cuando se produce para un bebé de una semana, de seis meses o de uno o dos años. Tampoco lo es si tu bebé nace antes de tiempo, pues en esa situación tu cuerpo produce una leche especial llamada “leche de pretérmino”. Los primeros días, tu recién nacido no recibe grandes volúmenes de leche, sino que se alimenta con pequeñas cantidades de calostro, ideales para el tamaño de su estómago. Es un líquido amarillo y espeso («oro líquido»), con altísimas concentraciones de defensas que lo protegen de infecciones, y con los nutrientes necesarios para ese periodo. En adelante, la leche va modificando su composición, apareciendo la “leche de transición» alrededor del tercer o cuarto día y la “leche madura” aproximadamente al día 15 post nacimiento.
En el contexto de la pandemia por coronavirus, se han difundido en redes sociales imágenes de la leche extraída de una misma madre, antes de contagiarse y mientras se encontraba cursando la infección. A simple vista se observan cambios en la coloración (la segunda de un tono más amarillento) que se cree podría estar relacionado con la presencia de anticuerpos o defensas contra el virus, tomando un color más parecido al calostro.
Por todos estos y otros motivos, se dice que la leche materna es “un fluido vivo y cambiante”. Tu cuerpo posee la asombrosa capacidad de preparar un alimento único, perfecto y a la medida para tu hijo. Confía en ese poder y en que mientras deseen continuar con su lactancia, le estás entregando un gran regalo, que lo protege y que nunca (incluso después de uno o dos años) lo deja de alimentar.
Carolina Rubio Morales
Enfermera, Mg.
Consejera de Lactancia, Doula, Guía de Masaje Infantil
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