La depresión post parto es un tema de contingencia muy importante porque es una enfermedad que afecta a la mujer sin importar condición social, religión o país de residencia. No, no es solo para las mujeres latinas, es una condición común en todo el mundo.
Si bien es una enfermedad que sufre la mujer, también afecta al bebé, al esposo… es decir que lo sufre toda la familia de manera indirecta. A nivel mundial se dice que existe una posibilidad entre 10% y 20% de padecer esta condición, observándose mayores valores en madres adolescentes (26%) y en los niveles socioeconómicos más bajos (38,2%) de las madres que dan a luz. Pero en Chile esto aumenta a 25% incluso. Eso quiere decir que 1 mujer de 5 va a tener esta condición. Y no solo mujeres, 1 de cada 10 padres primerizos también lo padecen.
La depresión post parto es como la depresión tradicional, con la diferencia que se vive después de dar a luz. Pero no es un tema simple, estamos hablando de una enfermedad mental que aparece de forma insidiosa, o sea que no notamos cuando la padecemos, y que puede agravarse más y más si no es tratada. Sumado a que se desconoce actualmente la verdadera causa de esta enfermedad y apenas se puede asegurar que tiene una génesis multifactorial, es decir que puede ser tanto por problemas personales, factores hormonales, genética, falta de medios y dinero para cuidar al bebé, falta de apoyo familiar o conyugal, entre muchas otras causas más, todas válidas y puede que al mismo tiempo.
Expertos dicen que la depresión post parto tiende a ser más fuerte y más duradera en sus síntomas que la depresión tradicional. Los síntomas más comunes son los sentimientos de desesperanza, agitación, tristeza, desánimo y una sensación de insuficiencia respecto del cuidado del recién nacido. También la pérdida del apetito, insomnio, cambios de humor, llanto recurrente, pérdida de energía, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, y en algunos casos más extremos, ataques de pánico, pensamientos de autoflagelo o flagelo al bebé y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
Primero debemos entender que el estado de embarazo involucra un aumento hormonal tan drástico que afecta la emoción de la mujer para luego sufrir una abrupta pérdida en el parto. Es por ello que existe este instante denominado “melancolía de la maternidad” (o tristeza postparto) el cual perdura hasta 2 semanas, experimentado por toda madre sin exclusión cada, con más o menos magnitud. Pero una vez que esta fase supera las dos semanas se puede llamar depresión post parto ya que tiene el peligro de durar meses e inclusive años.
Socialmente nos hacemos la imagen de una mamá primeriza como alguien que irradia alegría, con el recién nacido durmiendo en sus brazos. Es solo un ideal y puede alejarse mucho de la verdad, para varias madres la vida con un recién nacido no es nada simple ni feliz.
Sin embargo las más grandes complicaciones de esto no es la depresión propiamente tal, sino que la carencia de entendimiento y la complejidad existente para el diagnóstico de la misma ya que comúnmente no deseamos admitir que poseemos un problema, nos cuesta solicitar ayuda y por consiguiente no llegamos a las manos del profesional que nos puede mencionar eso que desconocemos, aquello que poseemos y que tenemos la posibilidad de hacer al respecto. Porque… ¿Cómo vamos a tomar procedimiento de la patología si no comprendemos que poseemos una patología en primer lugar? Es por esto que no debemos olvidar que ser madres no significa ser la mujer maravilla a la que nada le pasa, nada le duele. Se han conocido casos de madres sufriendo depresión post parto que evitan a sus chicos, que no desean verlos y luego de un año, una vez que ya superaron su depresión recién empiezan a conocer a su hijo.
Braulio Adasme.
Psicólogo
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