¿Cuántas veces has escuchado decir “yo moriría por mis hijos” o que una madre debe “sacrificarse” por los hijos? Sacrificar es, por definición, “hacer algo difícil, que no gusta o renunciar a una cosa por beneficiar a alguien o por obtener algo”.
Y claro que en la vida en general y en la maternidad, en ocasiones debemos elegir caminos en que renunciamos a algunas cosas, pero ser madre no puede ser en sí un sacrificio. No es saludable física ni mentalmente convertir la maternidad en una renuncia y menos aún renunciar a ti misma. Cuidarte, darte tiempo y preocuparte de ti es vital en la experiencia de maternar.
Es cierto que tu día a día como madre está casi siempre saturado de actividades: el cuidado de los niños, las actividades laborales, las labores domésticas, los compromisos familiares y sociales, etc. Es muy fácil dejarse llevar por este rápido e intenso ritmo de vida. Pero ¿dónde queda el espacio para ti misma?. Cuando pierdes este espacio abres la puerta a situaciones como el cansancio extremo y agotamiento mental, con efectos como irritabilidad, poca paciencia, desmotivación, labilidad, desgano y sensación de estar sobrepasada con la crianza. ¿Crees que, en ese contexto, es posible cuidar a los hijos adecuadamente y disfrutar de ello?. Te dejo la reflexión.
Dedicar tiempo para ti no es una actitud egoísta ni de despreocupación por tus hijos, aunque existe una gran presión social a que las madres estemos todo el tiempo al lado de ellos (como si no tuviéramos necesidades propias) y cuando nos damos un tiempo de esparcimiento la pregunta infaltable es con quién los dejamos. Independiente de ello, es evidente que para cuidar a otros debes cuidar de ti primero: por bienestar propio, de tus hijos y porque les enseñas a través del ejemplo.
Cuando las mamás se dan espacios de autocuidado tienen más paciencia y más energía para afrontar los desafíos de la crianza. Por eso aquí te dejo algunas sugerencias:
- Organiza bien tu tiempo y prioriza, no intentes hacerlo todo ni menos todo a la vez.
- Programa un espacio permanente para realizar alguna actividad que te guste: practicar algún deporte, trabajos manuales, reunirte con amigos (aunque sea virtualmente, dado el contexto de pandemia), etc. Intenta no postergarlo.
- Cada día reserva un pequeño espacio (aunque sean veinte minutos) para algo que disfrutes o te relaje.
- Aprende a decir “no”, para no sobrecargarte de tareas que no deseas o te sea muy difícil realizar.
- Pide ayuda cuando sientas que lo necesitas.
- Mantente conectada contigo misma y escucha tu cuerpo, es tu mejor aliado.
La crianza nos puede presentar grandes alegrías, pero también grandes desafíos. Considerar el autocuidado como una prioridad, te permitirá manejar mejor el estrés y la sobrecarga, para poder realizar esta maravillosa labor de una manera sana y más gratificante.
Carolina Rubio Morales
Enfermera, Mg.
Consejera de Lactancia, Doula, Guía de Masaje Infantil
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